Con este título tan preciso concluía el último acto (una mesa redonda) de una jornada dedicada al uso sostenible del agua en la agricultura, organizada por el Consejo General de Ingenieros Técnicos Agrícolas en el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
Más allá de ser un recurso escaso, el agua es el mismo, tal y como recordó en su ponencia Jaime Lamo de Espinosa, desde que la Tierra se originó en la galaxia. Sin embargo, el número de habitantes no deja de aumentar. Lo que supone que cada día tenemos menos metros cúbicos de agua por habitante.
Su uso responsable, es por lo tanto, un deber humano. Algo muy comprendido fuera del modelo occidental y no tanto dentro. En esta parte del planeta, en Occidente, la sensibilización por su uso sostenible además de un mantra, debería convertirse en una realidad. De ahí que la presidencia de la Unión Europea de este semestre (Malta) tenga entre sus prioridades el agua en la agricultura.
Los profesionales, al igual que el resto de ciudadanos, necesitamos también convertir ese mantra en realidad. Para ello es importante acudir a datos, pero también a conductas, hábitos y por qué no, a la ética. Entonces, no solo necesitamos una agricultura climáticamente inteligente, como aconsejaba Lamo de Espinosa, sino unas profesiones que también lo sean: que se ambientalicen, que se ecosocialicen, incorporando como Jordi Ludevid aconsejaba en la última actividad desarrollada por Unión Profesional en CONAMA: «el medio ambiente y la sostenibilidad en los códigos deontológicos y en los planes de formación continua de las corporaciones colegiales».
La #agricultura consume el 75% del agua utilizada x el hombre, gran parte de ella se acumula en los alimentos @JAVIERLORN #JornadaITAagua— Consejo Agrícolas (@ConsejoAgricola) 21 de junio de 2017