lunes, 23 de diciembre de 2013

La ética de las profesiones

Decía el otro día Adela Cortina en El País: "Y si damos por bueno, como creo que así es, que un profesional no es solo un técnico, sino aquel que pone los conocimientos y las técnicas propias de su campo al servicio de los fines que dan sentido a su profesión, en el periodo de formación necesita aprender cuáles son esos fines, qué propuestas éticas son las más relevantes, qué excelencias del carácter es preciso desarrollar, y analizar en el aula casos concretos del ejercicio profesional, en diálogo con profesores y compañeros. Aprender todo esto requiere estudio, claro está, pero sin ese saber ético no puede haber profesionales de cuerpo entero".

En su artículo, la catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia y directora de la Fundación ETNOR expone sus argumentos para incorporar la ética en los planes de estudio que, si bien pudiera resultar fundamental a la hora de conformar a las "personas", más lo es en el caso de los "profesionales" en los cuales vamos a depositar nuestra vida, salud, libertad, patrimonio, bienes o, incluso, nuestro medio ambiente.  Es con este sentido con el que nacieron los códigos deontológicos que, tal y como comentaba Hilda Garrido en la jornada del martes pasado titulada 'El Buen Gobierno en el sector colegial', contienen normas o principios de ética pública que lo que buscan es un comportamiento confiable (digno de confianza) por parte de los profesionales. Aunque su fin también es alcanzar la confianza, en este caso la de sus principales grupos de interés (ya sea accionistas, colegiados o asociados), los códigos de Buen Gobierno contienen las normas éticas y de conducta que deben cumplir las Juntas de Gobierno y órganos directivos, así como los miembros de una organización. Así explicaba la profesora Garrido la diferencia entre buen gobierno y deontología profesional:



Porque, como concluía Adela Cortina en la jornada 'Ética y ejercicio profesional de los ingenieros' (celebrada el pasado 12 de diciembre): "la ética del mundo moderno tiene una clave que me parece fundamental y es que el ser humano es un ser que tiene dignidad y no un simple precio, que vale por sí mismo y no puede ser instrumentalizado y todas las actividades profesionales tienen que estar a su servicio y al respeto del medio ambiente. Y si no hay buenos profesionales, eso no será posible, con lo cual nos habremos completamente deshumanizado".

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