El pasado 21 de julio, en un acto organizado por la Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios Españoles -AHROE-, el presidente de la patronal madrileña -CEIM-, Arturo Fernández, profundizó en la necesidad de encontrar el equilibrio entre dos conceptos: flexibilidad y competitividad. Con este equilibrio, seremos Europa, sin él, nos alejaremos con toda probabilidad de llegar a serlo algún día. Ignacio Buqueras, anfitrión del evento, apuntó que si somos europeos debemos comportarnos como tal, porque dicho comportamiento repercutirá en la productividad del país y por ende de la Unión Europea.
Es por esto que como ya advertía Blanca Gómez González, en el programa de Escuela de Gestión y Liderazgo, dedicado a la flexibilidad, esta condición debe ser exigida tanto a la empresa u organización como al empleado. Además, «la flexibilidad exige que conozcamos qué queremos y a partir de entonces, será más fácil conseguir la adaptación requerida a cada circunstancia», decía Blanca. Pues de eso se trata al final, de adaptación al entorno (profesional) que nos toca vivir. Tanto en las etapas de pendiente como en las de bajada, lo imprescindible será contar con una bicicleta provista de buenos pedales y mejores frenos.
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