Algo parecido debieron de pensar las ONGs reunidas en la Cumbre del Clima de Varsovia, celebrada la semana pasada. En el penúltimo día, siete de las más relevantes, anunciaban que abandonaban las reuniones, porque tal y como expresaron, los más de 190 miembros de la convención no estaban dando todo para lograr el acuerdo global que deberá ratificarse en 2015, en París y que sustituirá al Protocolo de Kioto, que dejará de estar vigente en el 2020.
Para esa fecha, nuestro ministro de Medio Ambiente, ante el Plenario de dicha Cumbre, apostó por «liderar un nuevo modelo de crecimiento avanzado, basado en tecnologías que reduzcan emisiones y que sean sostenibles con los recursos».
A pesar de la advertencia de Cañete de la necesidad de lograr un resultado positivo en Varsovia, parece ser que el acuerdo al que se llegó a la última hora del último día (22 de noviembre), las naciones simplemente «contribuirán» y no se comprometerán, a la firma de un nuevo pacto contra el cambio climático… en París.
Y volvemos al principio de este post… en el que Pablo Martínez nos hablaba de lo difícil que resulta poner en marcha acciones para evitar los perjuicios del cambio climático. Tras la Cumbre de Varsovia, la número 19 sobre esta materia, vuelve a ser evidente que ni siquiera, se puede lograr el compromiso inicial previo, convirtiéndose en otra historia de nunca acabar. Otra más!
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