Gracias @museothyssen por compartir su colleción de arte maravillosa con el mundo digital via @EuropeanaEU! http://t.co/HSKEzPA3tP
— Neelie Kroes (@NeelieKroesEU) septiembre 22, 2014
Con este tuit, la (todavía) vicepresidenta de la CE y comisaria por la Agenda Digital felicitaba a uno de los museos españoles más importantes de España por sumarse a la biblioteca digital EUROPEANA, proyecto de mayúsculas proporciones que invita a "pensar la cultura". El objetivo no es otro que poner a disposición de todos y todas en Internet el saber acumulado en museos y bibliotecas físicos. No obstante, no solo de información vive el ciudadano europeo, habitante del mundo. El cambio tecnológico que promete conexión abierta, acceso a todos y todas, debería venir acompañado, como plantea el lema de Europeana, de una invitación a repensar la cultura; es por esto que, si buscamos en opciones de coste marginal cero, como anima a hacer el sociólogo y economista Jeremy Rifkin, lleguemos a nuevos planteamientos del conocimiento, y de muchas profesiones.
Esto parece desprenderse, en parte, de decisiones como la del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que recientemente ha dictaminado que todas aquellas bibliotecas europeas que así lo deseen podrán digitalizar libros y ponerlos a disposición del público a través de "puntos de lectura electrónica" sin tener que obtener el consentimiento previo del titular de los derechos de autor. En lo que respecta al tema de la copia o reproducción, hay matices. Es decir, las bibliotecas se quedan como centros de consulta del saber. Como apuntan en el artículo enlazado, se apuesta por que las bibliotecas tengan libertad para digitalizar sus obras, pero la copia e impresión de dichas digitalizaciones se mantiene como ilegal, lo que abre el debate. ¿Qué entendemos por Cultura Libre?
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