Es lo que tiene la crisis. Que se añoran momentos pasados en los que a pesar de los pesares, por lo menos se podía vivir dignamente. Algunos ejemplos los ofrece hoy el diario El País en su reportaje La pobreza atrapa a la clase media europea. Así, un parado de larga duración recuerda amargamente sus últimas nóminas mileuristas. Así, quienes hoy figuran entre los nuevos pobres, no paran de pensar en el momento en el que llegaron a formar parte de la clase media.
Esta devaluación del sistema social ha teñido todos los aspectos de la vida cotidiana y de eso se es consciente, por ejemplo, cuando se pretende conseguir un nuevo empleo. Las cosas no están como para lucir títulos y mucho menos recalcar cuánto de experto es uno en algo. Lo expone hoy también La Vanguardia en una información titulada Se extiende la práctica de rebajar el currículum para encontrar trabajo.
¿Hasta qué momento vamos a tener que devaluarnos social y profesionalmente? ¿Dónde establecemos el límite? ¿En qué punto encontramos la coherencia con la necesidad de caminar hacia una economía más competitiva, tal y como advierten desde Europa? Quizá la solución ante tanta duda se encuentre en cambiar y en lugar de inyectar capital monetario, nos inyecten capital moral pues nos encontramos ante una sociedad cada vez más pobre pero también cada vez más desmoralizada.
lunes, 30 de enero de 2012
viernes, 27 de enero de 2012
Del cambio tecnológico al cambio social
"Las TIC modifican relaciones y procesos", dice John Orlando, coordinador general de Médicos del Mundo. Diálogo y compromiso social es el principio vertebrador de toda organización que forma parte de la sociedad civil. Participación es la palabra clave de la dinámica que todavía está por establecer; también fue la norma en la jornada que se llevó a cabo en Medialab-Prado y que sus organizadores bautizaron como "Del cambio tecnológico al cambio social". Así pues, ¿qué es lo que hace falta para que una organización adapte su cultura organizativa al cambio tecnológico?
Neyda Romero, activista y community manager de Amnistía Internacional, tiene detectados los baches que, desde su experiencia, frenan la evolución de una organización, y los enumera así:
"Dos cosmovisiones separadas". Así definió Xose Ramil, responsable de comunicación de Ingeniería para el Desarrollo Humano (ONGAWA), las dos maneras de sentir Internet: Desde la cultura virtual de los nativos digitales y desde el escepticismo de las instituciones. "Son mundos separados que se unen en clave de conflicto", precisa, "sin apenas posibilidad de diálogo". ¿Qué hacer para que funcionen? ¿Cómo estimular la participación? Para Ramil la respuesta está en el cambio cultural por parte de las organizaciones, sobre todo en lo que respecta a la cuestión jerárquica (horizontalidad), y en la ruptura del "paradigma de la masa"; porque, cuando se es consciente de que no existen los públicos homogéneos, es cuando se empieza a trabajar de manera concienzuda la cuestión de la participación. De abajo a arriba (implicación social) y de arriba a abajo (cultura de los directivos). Todo ello sin perder de vista la realidad offline. Porque, tal y como subrayó Luis Morago, director de campañas ciudadanas en Avaaz, "con la tecnología estamos cambiando la democracia, pero también tenemos que ser conscientes del universo no conectado". Ese es el riesgo de la virtualidad, descuidar toda la vida que hay más allá de la burbuja de Internet.
Neyda Romero, activista y community manager de Amnistía Internacional, tiene detectados los baches que, desde su experiencia, frenan la evolución de una organización, y los enumera así:
1. Rechazo a experimentar cambios por parte de los miembros de la organización. De todos es sabido que los cambios generan miedo, además de implicar más trabajo, más dificultades, mayores retos… lo que suele desembocar en una severa "tecnofobia".
2. Rigidez en los mandos superiores jerárquicos. La Junta Directiva no suele apoyar la incorporación de novedades tecnológicas.
3. Las organizaciones con estructuras muy jerarquizadas o muy determinadas desde el punto de vista burocrático se mueven de manera lenta, rígida y manifiestan dificultades para apostar por el cambio.
4. Incorporar las TIC a las organizaciones no es solo responsabilidad de la gente de comunicación; se debería intentar implicar a todos los miembros de la organización y a todos los departamentos.
5. Dificultades ante la gestión de crisis. Cierto es que abrir perfiles en canales 2.0 puede leerse como una vulnerabilidad; a fin de cuentas, estás más expuesto. Es por eso que, en vez de decidirse por la inhibición, hay que volcarse en preparar a
los equipos para saber gestionar situaciones de crisis. Es necesario concienciar a las personas de que las crisis también ocurren, pueden pasar y van a pasar.
6. Los miembros de las organizaciones necesitan tiempo; tiempo para reciclarse y formarse. Tiempo para aprender.
"Dos cosmovisiones separadas". Así definió Xose Ramil, responsable de comunicación de Ingeniería para el Desarrollo Humano (ONGAWA), las dos maneras de sentir Internet: Desde la cultura virtual de los nativos digitales y desde el escepticismo de las instituciones. "Son mundos separados que se unen en clave de conflicto", precisa, "sin apenas posibilidad de diálogo". ¿Qué hacer para que funcionen? ¿Cómo estimular la participación? Para Ramil la respuesta está en el cambio cultural por parte de las organizaciones, sobre todo en lo que respecta a la cuestión jerárquica (horizontalidad), y en la ruptura del "paradigma de la masa"; porque, cuando se es consciente de que no existen los públicos homogéneos, es cuando se empieza a trabajar de manera concienzuda la cuestión de la participación. De abajo a arriba (implicación social) y de arriba a abajo (cultura de los directivos). Todo ello sin perder de vista la realidad offline. Porque, tal y como subrayó Luis Morago, director de campañas ciudadanas en Avaaz, "con la tecnología estamos cambiando la democracia, pero también tenemos que ser conscientes del universo no conectado". Ese es el riesgo de la virtualidad, descuidar toda la vida que hay más allá de la burbuja de Internet.
jueves, 26 de enero de 2012
Innovación, sí, pero ¿cómo y a qué precio?
Durante los últimos años se ha puesto de manifiesto que la innovación es uno de esos conceptos que deben formar parte del adn de las empresas y organizaciones si estas quieren diferenciarse e, incluso, sobrevivir. Pero hablar de innovación no solo supone referirse a grandes inversiones en tecnología, en estructuras o en la implantación de costosos sistemas de producción. También puede ser entendido -y más aún en tiempo de crisis y de ajustes de cinturón- como una nueva forma de hacer las cosas o, como afirmaba Mildred Laya el otro día durante la presentación de la Guía de herramientas tecnológicas de Dircom, «innovación es buscar soluciones diferentes a los problemas de siempre». Esta visión, sin duda, facilita su comprensión pero, sobre todo, su aplicación por parte de pymes, autónomos y pequeños negocios que carecen de grandes presupuestos para los despliegues innovadores.
Innovar no es tanto una cuestión de presupuesto sino de una serie de elementos sobre los que José Antonio Llorente, socio fundador de Llorente y Cuenca, reflexionaba el martes pasado durante la presentación del libro 'Innovación y Reputación'. Según Llorente, para innovar es necesario:
Y como dice José Manuel Velasco, presidente de Dircom, en el prólogo de dicha publicación: «La innovación requiere análisis, método, recursos y grandes dosis de creatividad. En la era digital, a estos requerimientos hay que sumar necesariamente la comunicación, entendida como el diálogo entre lo que es posible y lo que es realmente necesario. Las empresas generan intangibles a partir de los tangibles. Y no hay mayor intangible que la habilidad de una organización para dialogar consigo misma en el consciente y soñar sin fronteras desde el subconsciente».
Innovar no es tanto una cuestión de presupuesto sino de una serie de elementos sobre los que José Antonio Llorente, socio fundador de Llorente y Cuenca, reflexionaba el martes pasado durante la presentación del libro 'Innovación y Reputación'. Según Llorente, para innovar es necesario:
- Apuesta estratégica y a largo plazo de la Dirección: se trata de un camino de aprendizaje donde hace falta compromiso y liderazgo compartido
- Invertir en talento y crear una cultura organizativa que genere innovación
- Desarrollar un profundo conocimiento de los clientes y del mercado
- Aprovechar las relaciones con los socios y los proveedores
- Rapidez entre la generación y la oferta en el mercado (Time to Market)
Y como dice José Manuel Velasco, presidente de Dircom, en el prólogo de dicha publicación: «La innovación requiere análisis, método, recursos y grandes dosis de creatividad. En la era digital, a estos requerimientos hay que sumar necesariamente la comunicación, entendida como el diálogo entre lo que es posible y lo que es realmente necesario. Las empresas generan intangibles a partir de los tangibles. Y no hay mayor intangible que la habilidad de una organización para dialogar consigo misma en el consciente y soñar sin fronteras desde el subconsciente».
martes, 10 de enero de 2012
Los profesionales y el trabajo en equipo
El trabajo en equipo depende en parte de un trabajo individual bien hecho. Así parece que se dispone a llevarlo a cabo el nuevo gobierno. La distribución del mismo a través de sus trece ministerios ha permitido a los sectores implicados en la toma de decisiones, acercarse a sus responsables con la idea de que conozcan de primera mano las necesidades del ámbito al que representan.
Sucede que una parte implicada son los profesionales, cuyos Consejos y Colegios Nacionales han querido mostrar su disposición a arrimar el hombro. Es el caso de los psicólogos o los médicos, quienes ponen en conocimiento de la ministra de Sanidad Ana Mato su preocupación por una sanidad de calidad. También los abogados han mostrado al nuevo ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, la necesidad de una justicia que funcione, ni más ni menos.
Ninguna de las profesiones nombradas y otras que en breve tomarán la misma iniciativa, se han quedado o se quedarán en el eslogan y así, proponen medidas para conseguir el trabajo en equipo preciso para llegar al interés general y al bien común de todos los ciudadanos.
lunes, 9 de enero de 2012
Por un reconocimiento modernizado
Ya tenemos las nuevas reglas de juego que la Comisión Europea propone para el reconocimiento de cualificaciones en Europa. Hoy mismo, el Parlamento Europeo las ha comenzado a debatir y a lo largo del año, contando también con la participación fundamental del Consejo Europeo, se irán asentando las bases definitivas para la esperada modernización de la Directiva de reconocimiento de cualificaciones profesionales.
Según hemos analizado, está siendo un proceso largo y minucioso, en el que las instituciones europeas han querido contar con todos los agentes interesados y en el que las profesiones colegiadas han realizado contribuciones especialmente interesantes. Se trata de un proceso de evaluación complicado, pues el sector profesional es complejo y cualquier modificación de su regulación conlleva por ello especial atención.
Las nuevas reglas de juego apuestan por la plena adaptación de las profesiones a los tiempos modernos, por la utilización de las nuevas herramientas tecnológicas en los procesos de reconocimiento, por la disminución de la burocracia y por muchos otros elementos de modernización que buscan, en conjunto, tal y como leíamos el viernes pasado en el diario Cinco Días, fomentar la movilidad en la Unión Europea, algo fundamental para la consolidación de una Europa fuerte.
Según hemos analizado, está siendo un proceso largo y minucioso, en el que las instituciones europeas han querido contar con todos los agentes interesados y en el que las profesiones colegiadas han realizado contribuciones especialmente interesantes. Se trata de un proceso de evaluación complicado, pues el sector profesional es complejo y cualquier modificación de su regulación conlleva por ello especial atención.
Las nuevas reglas de juego apuestan por la plena adaptación de las profesiones a los tiempos modernos, por la utilización de las nuevas herramientas tecnológicas en los procesos de reconocimiento, por la disminución de la burocracia y por muchos otros elementos de modernización que buscan, en conjunto, tal y como leíamos el viernes pasado en el diario Cinco Días, fomentar la movilidad en la Unión Europea, algo fundamental para la consolidación de una Europa fuerte.
jueves, 5 de enero de 2012
Carta a los Reyes Magos
Pensando en nuestra carta a los Reyes Magos para este año, nos hemos puesto a rebuscar en nuestro archivo y hemos encontrado esos cuatro deseos que formulamos comenzando el 2011 -unidad, valores, empatía e innovación- y hemos llegado a la conclusión de que esas peticiones siguen estando vigentes. Unidad para hacer frente a un contexto árido, donde las profesiones van a tener que ser más fieles que nunca a su esencia para poder contar con la empatía de la sociedad civil; esa misma empatía que deseamos se haga patente en los órganos decisores y en las instituciones hermanas, pues la solidaridad en estos tiempos de crisis es la llave de la resistencia común. Porque son los valores compartidos lo que nos hacen fuertes, los capaces de inspirarnos inyectándonos una buena dosis de esperanza en esta realidad maltrecha. Así pues, cómo no pedirle a SS.MM. los Reyes Magos inspiración y fuerzas para llevar a cabo nuestra labor. Puede que suene demasiado idealista, pero si queremos cambiar el mundo material, ¿no deberíamos primero ordenar nuestras ideas? Nunca estuvimos asomados a la crisis, la vivimos en nuestras propias carnes. Pedimos para combatirla un poco de imaginación y voluntad de lucha; voluntad de cambio. Y es en este punto que volvemos a la unidad, pero entendida desde una necesaria perspectiva interdisciplinar. En este mundo complejo, los distintos puntos de vista de todas aquellas profesiones que conforman Unión Profesional son necesarios para ver el dibujo completo. Juntos formamos un grupo con un potencial de innovación capaz de responder a muchas de las necesidades de esta sociedad en crisis. Juntos podemos lograr que se dé el cambio. ¿Se os ocurre otra manera mejor de empezar el año?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)