martes, 10 de abril de 2012

Midiendo el valor de la RSC

¿Cuántas veces te ha pasado que cuando te preguntan por el impacto (en términos cuantitativos y cualitativos) de un proyecto, por ejemplo, relacionado con alguna dimensión de la Responsabililidad Social Corporativa (RSC), no has podido contestar con los datos que quisieras? Con el ánimo de poner en valor aquello que hacemos en materia de RSC, varias organizaciones lanzaban recientemente distintas herramientas con las que poder evaluar y medir los diferentes proyectos o políticas que se implementan. Este es el caso, por ejemplo, de la Fundación Seres desde donde han lanzado la herramienta «rsc²», desarrollada en colaboración con McKinsey&Co, que consiste en una metodología de clasificación y valoración de proyectos de RSC orientada a permitir que las entidades seleccionen mejor sus actividades de RSC y evalúen sus resultados. Como afirma el presidente de la Fundación: «Conseguir medir este aspecto supone dar un paso más para involucrar, exigir y responsabilizar a los gestores y, con ello, mejorar la sostenibilidad de las políticas de Responsabilidad Social. Cuanto más claro sea el retorno de la RSC hacia la empresa, más perdurables y continuados serán los esfuerzos y los presupuestos dedicados a ella».

Por otro lado, y con el objetivo de alinear los esfuerzos que se realizan en materia de RSC y de Reputación, la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom) presentaba su mecanismo de autodiagnóstico «Dircom2R», de acceso libre y gratuito, implementado con la colaboración de Villafañe & Asociados Consultores. Esta herramienta permite obtener, además de la correspondiente valoración, una serie de recomendaciones de mejora para optimizar la gestión de la RSC y generar mayor valor reputacional:



Porque, como explicaban los responsables de la herramienta en su presentación en sociedad el pasado 14 de febrero, «la responsabilidad de una compañía es una dimensión que configura su reputación; una condición necesaria, pero no suficiente. Una empresa para ser reputada debe ser una empresa responsable y, además, tendrá que ser rentable para sus propietarios, ofrecer una calidad comercial notable a sus clientes, garantizar una buena gestión de sus empleados, ser una buena vecina para la comunidad en la que se desenvuelve y mantener con otros stakeholders unos estándares de comportamiento y de calidad relacional superiores a la media de su sector».

Retomando la famosa frase de Peter Drucker, «todo lo que se puede medir, se puede mejorar», parece que cada vez disponemos de más y mejores herramientas que nos permitan valorar nuestros esfuerzos y, en la medida que nos desviemos de nuestros objetivos, poder reconducirlos. Y esto, hablando de intangibles como la RSC y la reputación, constituye no solo un buen mecanismo para definir las políticas y elegir los proyectos sino también un apoyo fundamental a la hora de justificar el valor o la necesidad de su implementación, lo que resulta de gran interés para sus responsables.

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