"Ajenos a la belleza de la cooperación, desde arriba nos repiten que lo común es un caos y hay que regularlo, como si la alternativa estuviese entre la ley Sinde o la guerra de todos contra todos. Hacen trampa: la constelación del procomún inventa sus propias formas de autorregulación -como Creative Commons-. No autoritarias, sino horizontales, comunitarias, distribuidas. Lo que ocurre es que no tienen apenas amparo institucional, suelen ser invisibilizadas, trabadas por los marcos jurídicos, criminalizadas incluso. Lo público-estatal solo puede recuperar su función al servicio de las personas si deja de subordinarse al mercado y apoya los procesos de autoorganización social de lo común."
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