Esther Vivas, activista y autora del libro Del campo al plato. Los circuitos de producción y distribución de alimentos, nos recuerda que el modelo agrícola actual no funciona, ya que genera hambre, desigualdad y pobreza, en una entrevista reciente. Sobre ello también nos hizo reflexionar Jordi Évole durante la emisión de uno de los últimos Salvados de la temporada pasada, titulado Con la comida no se juega.
La crisis que lleva azotando a nuestro país desde hace más de cinco años, ha permitido la puesta en consideración de casi todos los modelos productivos, también el agrícola, lo que desde luego no ha pasado desapercibido para el Consejo General de Ingenieros Técnicos Agrícolas, órgano representante de los profesionales que dominan esta materia.
Si algo no funciona y por ello hay que cambiarlo, la conveniencia de hacerlo cuando más se necesita se convierte en imperativo. De ahí que no se agote la proliferación de tipos de agriculturas diferentes, evolucionadas, ecológicas, e incluso, compartidas. Lo bueno es que esto suceda, porque este es el único modo de cambiar lo que no funciona: la proliferación de otros modos de hacer.
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