martes, 27 de diciembre de 2016

La migración como única opción de vida

Más de 4.000 son las vidas que se ha cobrado el Mediterráneo en el último año. El 18 de diciembre fue el Día Internacional del Migrante. La migración se ha convertido en la única opción de vida de miles de personas, una forma de vida cada vez más común para todos aquellos que por causas ajenas a su voluntad tienen que dejar sus casas, sus familias, sus vidas... para huir de la muerte. Cada día aumenta el número de menores que llegan Europa, según datos de ACNUR en el año 2016 casi 14.000 menores no acompañados llegaron a las costas italianas, esperando un futuro y sin embargo, su único futuro es un presente en un campo de refugiados del que las posibilidades de salir a corto plazo son escasas.

Europa permanece impasible ante lo que está ocurriendo en el resto del mundo, la muerte del pequeño Aylan removió las conciencias temporalmente e impulsó urgentemente la 'repartición' de los refugiados entre los países de la Unión Europeas, y si el hecho de tener que fijar cuotas era una opción un tanto cuestionable y reprochable lo es más la realidad de que ni si quiera se ha cumplido con ese compromiso. De los diez países del mundo que mayor número de refugiados acoge ninguno es europeo. Victoria Ortega, presidenta del Consejo General de la Abogacía, señaló durante la inauguración del III Congreso de Derechos Humanos que «Europa situó a la persona en el centro de su actuación, pero este pilar fundamental se está depreciando, máxime tras su vulneración con el acuerdo sobre refugiados entre la UE y Turquía».

Los derechos humanos no son derechos de unos pocos. Como decía Javier Bauluz, premio derechos humanos del Consejo General de la Abogacía, «sin derechos humanos no hay democracia».

Ali, refugiado africano que participó en el Congreso de Derechos Humanos de la Abogacía Española, manifestaba que «es muy difícil para una persona que tenía una vida feliz en su país dejarlo todo y huir de la muerte». Desde nuestra perspectiva europea pensamos que los refugiados siempre han vivido en situaciones precarias o de pobreza pero debemos reflexionar que un día sus vidas eran como las nuestras, que tenía una proyección de futuro que se ha visto truncada forzosamente por las circusntancias. 


La defensa de los derechos humanos es una obligación de toda la sociedad, y su cumplimiento está en nuestras manos, «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros», citando el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos finalizaba su discurso Carlos Carnicer premio extraordinario de derechos humanos por toda una vida dedicada a la defensa de los derechos humanos. 

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