España sigue destacando en el ámbito internacional como un país para el ocio y el entretenimiento. Sí, la fiesta, la cultura y el estilo de vida siguen siendo nuestras principales señas de identidad aunque también hay que decir que, en términos generales, nuestro país ostenta el 12º lugar con respecto a los 40 países analizados en el informe sobre 'La reputación de España en el mundo', presentado el pasado miércoles por Reputation Institute, con la colaboración del Instituto de Análisis de Intangibles. Lo que no está nada mal, la verdad...
Aunque debemos reconocer que tiene su punto lo de ser percibidos como un país de ocio y cultura, creo que ya va siendo hora de ponernos serios y prestar atención a nuestros puntos débiles (léase, tecnología, calidad de productos y servicios, entorno político y económico...). Habría que trabajar más a fondo en ellos desde todos los sectores, no solo por tema de imagen exterior, sino porque de ellos dependen, en gran medida, factores como la competitividad y la productividad que, en el caso español, también andan bastante flojillos.
Por supuesto que existen compañías, organizaciones y profesionales españoles de primer nivel en el ámbito internacional (y nacional) pero, a ojos del mundo, nuestro país sigue rezagado en lo que eficiencia e innovación se refiere y eso, a día de hoy, creo que es contraproducente. Regino Moranchel, consejero delegado de Indra, daba el jueves en el diario Negocio algunas claves para reforzar la ‘marca España’: fomentar el espíritu emprendedor, invertir en capital tecnológico y reducir el déficit de inversión en capital humano. Vamos... ¡innovación y talento al poder!
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