Convocatorias de premios como la de los arquitectos o la última de los abogados, iniciativas de museos dedicados a sus materias, como el caso de los titulados mercantiles e incluso certámenes internacionales, como el último anunciado por los médicos demuestran que las profesiones también se mueven, culturalmente hablando. Lo hacen siguiendo su convicción anteriormente descrita. De nuevo, actúan como llaves de la vida, pues convocan, plantean, promueven, premian y reconocen el valor de la cultura y ponen al servicio de la sociedad a sus equipos para llevar a cabo esta labor, transmitiéndola a quien en última instancia se deben: a los ciudadanos.
Entre estos y la cultura, por qué no, también los colegios, como llaves de la vida, aquellas que, como mínimo, abren las puertas de sus casas, las casas de los profesionales.
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