El desarrollo profesional en correlación con la realización personal resulta ser uno de los pilares fundamentales para prorrogar no solo el contrato sino también la felicidad en la puesta en práctica de sus cláusulas. En este desarrollo profesional está la clave diferenciadora entre llevar a cabo el trabajo de cualquier manera de realizarlo con todo el conocimiento (tanto académico como sensorial).
La profesión es, por lo tanto, parte indisoluble de la persona y no una parte circunstancial, sino la parte que llena de satisfacciones a quien la ejerce. Desde esta perspectiva, compartida por los colegios profesionales la felicidad no abarca solamente al profesional sino y también al ciudadano, ora usuario, ora paciente, ora cliente.
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