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Ya sé que el refrán no es del todo así. Pero en los tiempos que vivimos, tan interesante resulta tener
amigos como tener
formación. Esta máxima ha hecho que muchos de los que habían dejado sus estudios a edades tempranas seducidos por los apetitosos
salarios que ofrecían diferentes
oficios, vuelvan a las
aulas universitarias cargados de ilusión por acceder de nuevo a la
formación que en su día
aparcaron en segunda fila. El perfil del
estudiante universitario, entonces,
se ha visto diversificado. Ahora hay que contar también con quienes se embarcan en un proceso de
segundas oportunidades o con aquellos que aún conscientes de la dificultad de ejercer debido al aumento de la demanda, deciden dar este paso siguiendo a su orgullo personal o por el simple placer de
disfrutar del conocimiento. Algo de lo que saben en el
Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras de Madrid, entidad promotora de la primera y única
Universidad para Mayores de los Colegios Profesionales. De esta iniciativa, así como de su acogida, nos habla su decano, Roberto Salmerón, en el
actual número de la revista Profesiones.
Y es que la evolución en este aspecto es clara, porque si antes el saber no ocupaba lugar, hoy además, quién tiene formación, tiene un tesoro.
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