Verde, que te quiero verde. Verde economía. Empleo verde. En el Día Mundial del Medio Ambiente esta es la música que suena, la del progreso agarrado a la cintura de la ecología. Como recuerda el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), respondemos a la definición de 'Economía Verde' que busca mejoras en el bienestar humano y equidad social, intentando reducir los riesgos ambientales y la escasez ecológica.
Según Víctor Manuel Toledo, investigador del Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco) de la UNAM, se puede abordar el concepto desde dos perspectivas: "La primera se vincula a intentar superar la crisis ecológica, hoy problema fundamental de la humanidad, a través de tecnología y reglas económicas de mercado"; la segunda "se impulsa desde la sociedad civil, las organizaciones sociales y la academia; aquí, la premisa es que la dificultad ecológica que vivimos es una crisis de civilización, y eso implica no solo cuestiones económicas, tecnológicas y sociales, sino valores y posiciones políticas y éticas". Así pues, desde las profesiones, ¿con cuál nos quedamos? El delicioso término medio nos colocaría entre dos tierras, que dirían en los noventa: fomentar la competitividad de los mercados desde un modelo verde -que muchos admiten no poder permitirse en tiempos de crisis- y estimular la red de relaciones para cambiar el paradigma, no solo económico, sino político y ético.
Tal y como plantea el ingeniero agrónomo, Daniel Tanuro, en su ensayo El imposible capitalismo verde, la «solución racional» a la actual crisis pasa por enfocar en las necesidades sociales reales, reducir la producción material global disminuyendo el tiempo de trabajo y las producciones «inútiles y dañinas», aumentar le eficiencia energética y crear las condiciones políticas y culturales para una responsabilidad colectiva sobre lo que se produce y se consume. Un buen punto de partida en el que las profesiones y sus profesionales tienen mucho que decir. ¿Se os ocurren otros?
>> Green Economy Report (2012)
Según Víctor Manuel Toledo, investigador del Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco) de la UNAM, se puede abordar el concepto desde dos perspectivas: "La primera se vincula a intentar superar la crisis ecológica, hoy problema fundamental de la humanidad, a través de tecnología y reglas económicas de mercado"; la segunda "se impulsa desde la sociedad civil, las organizaciones sociales y la academia; aquí, la premisa es que la dificultad ecológica que vivimos es una crisis de civilización, y eso implica no solo cuestiones económicas, tecnológicas y sociales, sino valores y posiciones políticas y éticas". Así pues, desde las profesiones, ¿con cuál nos quedamos? El delicioso término medio nos colocaría entre dos tierras, que dirían en los noventa: fomentar la competitividad de los mercados desde un modelo verde -que muchos admiten no poder permitirse en tiempos de crisis- y estimular la red de relaciones para cambiar el paradigma, no solo económico, sino político y ético.
Tal y como plantea el ingeniero agrónomo, Daniel Tanuro, en su ensayo El imposible capitalismo verde, la «solución racional» a la actual crisis pasa por enfocar en las necesidades sociales reales, reducir la producción material global disminuyendo el tiempo de trabajo y las producciones «inútiles y dañinas», aumentar le eficiencia energética y crear las condiciones políticas y culturales para una responsabilidad colectiva sobre lo que se produce y se consume. Un buen punto de partida en el que las profesiones y sus profesionales tienen mucho que decir. ¿Se os ocurren otros?
>> Green Economy Report (2012)
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