«La industria minera chilena se encuentra en plena etapa de crecimiento, acumulando proyectos que en los próximos 6 años demandarán inversiones por casi 100 mil millones de dólares. La concreción de los nuevos proyectos, implicará aumentar la dotación de personal calificado en 53%, en los próximos 6 años, desde ingenieros y geólogos hasta conductores de camión y operadores de máquinas. Como consecuencia de este boom minero, se estima que se requerirán cerca de 70.000 nuevos empleos al año 2015 entre profesionales, técnicos y operarios». A través de estos reveladores datos, Eric Ridelle, geólogo español que trabaja en el Servicio Geológico y Minero de Chile, pone de manifiesto las enormes oportunidades que ofrece el país andino. Pero, además, Ridelle, como delegado del Colegio de Geólogos de España en Chile, es el encargado de canalizar ofertas de empleo y publicar información relevante, que pueda ayudar a los colegiados españoles a encontrar trabajo en el próspero país.
Esta es una más de las iniciativas impulsadas desde este Colegio para intentar reducir el desempleo de sus profesionales a través de la movilidad profesional, tal y como ya hicieran en el mes de febrero con la firma un acuerdo con Canadá para el intercambio de profesionales y la creación de una bolsa de trabajo.
Como ellos, son muchos los colegios profesionales y entidades colegiales que, a través de acuerdos, de sus servicios de empleo, de orientación laboral o de agencias de colocación, ponen su granito de arena en la lucha contra el paro y en la mejora de la empleabilidad de sus profesionales. Precisamente, la empleabilidad es considerada como la asignatura pendiente de Europa, como resaltaba ayer @jaaunion en un artículo de El País, pero también es la clave para nuestra integración en un mercado laboral cada vez más globalizado.
No obstante, como muestra el estudio 'Empleabilidad, talento y esfuerzo: el camino del éxito', la empleabilidad es responsabilidad de todos: del profesional que debe preocuparse por su reciclaje constante, adquiriendo las competencias y cualidades demandadas para incrementar su competitividad y productividad; de las organizaciones que deben facilitar el desarrollo de los profesionales y ofrecerles oportunidades para ello; de las instituciones educativas que han de acercar formación y práctica profesional; y de la Administración que ha de promover, fomentar y posibilitar medidas en favor de la empleabilidad. ¿Estamos en ello? Si no es así, deberíamos ponernos manos a la obra, cada uno desde nuestra responsabilidad, por nuestro bien y el de la competitividad del país.
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