jueves, 24 de junio de 2010
Palabras estrella en un cielo enmarcado
“Cuando le pido a una palabra que haga trabajo de más”, dijo Humpty Dumpty, “siempre pago un extra”. Las palabras, bien lo sabía Lewis Carrol, pueden jugar con nosotros si nosotros no jugamos con ellas. Palabras clave, palabras estrella, palabras que funcionan el doble si las combinas bien. Por ejemplo, en el Scrabble de la comunicación, qué vale más: ¿un profesional o un colegiado? George Lakoff, lingüista y analista político, avisa a navegantes: “Si el lenguaje está alejado del proyecto, solo estamos contando mentiras”. Dicho de otra forma, para que el discurso cale debemos escoger las palabras que se adecuen a nuestra escala de valores. Como recordó Lakoff a su paso por nuestro país, la razón poco tiene que ver con la comunicación. La inconsciencia reina; es por esto que “hay que enfocar en las emociones”, apelar a la empatía, pisar el asfalto y ablandarlo. El lenguaje da de comer a los marcos; refuerza el contexto, le da forma y lo mantiene. “La realidad no es. La realidad se construye desde el lenguaje”. Esta es la certeza que ha de empujarnos a ejercitar un discurso que apele a la empatía; ésta activará tanto el sentido de la responsabilidad como el principio de excelencia personal. Y es que, conseguir este grado de compromiso es capital. Sin él las dos misiones del Colegio Profesional se diluyen, pierden fuelle. ¿Qué dos misiones? Las mismas a las que debería aspirar cualquier gobierno democrático: la protección y el empoderamiento de la ciudadanía. Porque sin protección no hay seguridad y sin educación los potenciales se estancan. Porque el marco de valores ha de ser nuestro principal guía. La suerte no está echada. Siempre que haya proyecto, habrá esperanza.
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