Leía hace años, en un blog sobre mediación, una manera de entender este proceso que me gustaba especialmente. Lo llamaban la 'Rotonda Valero':
«La vida nos lleva a todos demasiado deprisa casi siempre y eso impide la comunicación, nos impide pensar y nos hace ir normalmente en línea recta. Pues bien, la mediación familiar es como crear una rotonda dentro de la vida de las personas. Les obligamos a reducir la velocidad de sus vidas y les hacemos pensar hacia donde quieren ir», decían.
Sea en el ámbito familiar o en cualquiera otro, es de eso de lo que se trata, de generar alternativas, de detenerse a valorar qué proceso es más adecuado para resolver nuestros conflictos y de acudir al profesional que pueda satisfacer nuestras necesidades y asesorarnos apropiadamente sobre las distintas opciones que se nos plantean.
Son muchas las jornadas, cursos y conferencias celebradas por toda España en las que los colegios profesionales, los consejos generales o las organizaciones interprofesionales generan espacios de debate y aprendizaje conjunto sobre mediación. Y no solo organizaciones profesionales, sino también asociaciones nacionales e internacionales organizan en nuestro país encuentros como el World Mediation Summit, los cafés de mediación de Asimedia o simposios como el que ASEMED celebrará el próximo mes de octubre.
Espacios, todos ellos, propicios para hablar sobre las diferentes salidas de esa rotonda ficticia y sobre cómo los profesionales liberales pueden ayudar al conductor a elegir un camino con el que resolver sus conflictos de un modo más racional y pacífico.
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