Ya lo decía el presidente Clinton, «¡Es la economía, estúpido!». Ahora le toca al ciudadano español aplicarse el cuento, un lema destinado a calar a golpe de titulares y publicidad levemente inspirada por la crisis. Pero no sufran, para aquellos que crean que el Dow Jones es el nombre del último garito de moda todavía hay esperanza. El Consejo General de Colegios de Economistas se ha comprometido a poner en marcha el llamado Plan de Educación Financiera, haciendo caso de las recomendaciones de la Unión Europea y del Consejo de la OCDE. Este Plan responde a la incógnita sobre cómo impulsar la cultura financiera del ciudadano con propuestas de planes de estudio de economía, tanto en la educación secundaria como en la universitaria; a esto se le añade la elaboración de material didáctico, formación de profesores, publicaciones y seminarios, en temas tales como: seguros, créditos, ahorro, jubilación, productos de inversión y prevención de fraudes.Luis Caramés, Presidente de la Organización de Economistas de la Educación (OEE), ha señalado sobre la necesidad de este Plan: «La crisis actual ha puesto de manifiesto que los conocimientos financieros de los consumidores han quedado ampliamente superados por la evolución de los mercados financieros. La educación financiera ayudará a que las familias y los individuos ajusten sus decisiones de inversión y de consumo de productos financieros a su perfil de riesgo, a sus necesidades y a sus expectativas, puesto que la complejidad de los nuevos productos, la competencia entre entidades como consecuencia de la globalización, la transferencia de riesgos hacia los individuos y las familias, entre otras causas, contribuyen a que los ciudadanos, de un modo u otro, sea cual sea su nivel de renta, de educación y el estrato social o laboral al que pertenezcan, se vean obligados a asumir responsabilidades en relación con su presente y futuro financiero, tanto en la toma de decisiones, como en la gestión de los riesgos asociados».














