lunes, 23 de febrero de 2009

Linda, linda burbujita... eres caos y problemitas!

Demostrar que el dinero del contribuyente no acabará en los holgados bolsillos de los banqueros es el objetivo de las recientes congelaciones salariales de los altos ejecutivos ¿Represalia política? La opinión pública busca culpables y los políticos sirven en bandeja algunas cabezas para aplacar los ánimos. Pero Spain is different hasta para hablar de crisis económica, sobre todo si ponemos la lupa en el sector inmobiliario, el principal damnificado y protagonista de una de las muertes más cacareadas del siglo XXI.

Abrir el grifo de los créditos es la petición que ha hecho el Gobierno a la banca, a cambio de que el dinero público financie la deuda privada. La filosofía de estas peticiones coinciden con algunas de las propuestas que sugieren desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, sobre todo a la luz de los últimos datos obtenidos por los APIs que afirman que en el año 2008 se paralizó prácticamente la concesión de créditos, siendo rechazadas un 51% de las hipotecas a personas probadamente solventes.

Las previsiones para el 2009 no son alentadoras. Los APIs han anunciado que la demanda inmobiliaria se mantendrá en estado de latencia durante todo este año debido, en parte, a las continuas promesas de oferta de vivienda protegida y de bajada de precios que no terminan de materializarse. No obstante, tal y como especificaron desde el Consejo, «dicha situación de bajada de precios de la vivienda se encontrará con el escollo del alto apalancamiento de promotoras y particulares», a lo que se le añade que «la banca acumulará inmuebles que dará salida en el momento y de la forma que estime oportuna».

Entre sus recomendaciones, los profesionales del sector inmobiliario sugieren «posibles ayudas de la Administración a los bancos que acepten condonar parte del préstamo hipotecario a los nuevos adquirientes de un inmueble», eso sí, siempre y cuando se eviten alianzas contra natura entre bancos y promotoras, un ejemplo especialmente alarmante que los APIs se han encargado de subrayar.

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