La expresión no es mía sino de un colega miembro de Unión Profesional pero me encantó porque la escuché el viernes antes de la rueda de prensa en la que las vice, María Teresa Fernández de la Vega y Elena Salgado, anunciaban que continuaba su trámite en las Cortes el proyecto de Ley Ómnibus y porque nada podía describir mejor semejante mañana post Corpus… Pasamos de una reforma de los colegios y servicios profesionales formada por tres leyes (Paraguas, Ómnibus y Servicios Profesionales) a una reforma formada por tres leyes (Paraguas, Ómnibus, Colegiación) y un real decreto (sobre visado).
Fernández de la Vega advirtió que el trámite para el proyecto de Ley Ómnibus era de urgencia y que toda vez que fuera aprobado en el Parlamento habría un plazo de tres meses para el real decreto sobre visado y de 12 meses para el proyecto de ley que determinará las profesiones para las que se facilitará un control universal a través de la colegiación.
Es el momento de mostrar qué son y qué hacen las profesiones colegiadas en nuestro país. En las V Jornadas de Juntas de Gobierno de Colegios de Abogados de España, que se celebraban la pasada semana en Pamplona, el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, hacía un reconocimiento expreso del papel de estas instituciones y clausuraba señalando que «si no existiesen habría que inventarlos [a los colegios]». Igualmente, el diputado del grupo socialista Alejandro Alonso aseguraba ayer en rueda de prensa que, tras la reforma, los colegios profesionales «van a seguir cumpliendo su función social». No está nada mal que haya consenso sobre este punto. La función social de los colegios profesionales es un lugar idóneo desde el que construir la reforma.
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