Hubo un tiempo en el que todo parecía posible. A pesar de la Guerra Fría (o, precisamente, por ella). Los felices sesenta y el meteórico desarrollo de la ciencia, sobre todo la de ficción. Tres hombres en el espacio compitiendo por llegar antes que los de detrás del telón de acero ¿Destino? La luna, como en la novela de Julio Verne, primero, y en aquel cómic de Tintín, después.La Historia es también nostalgia. Los medios lo saben muy bien. Retransmisiones (re)retransmitidas, fotografías alucinantes (¿alunizantes?), conspiraciones y dudas ¿Dónde estaba usted cuándo el Hombre llegó a la luna?... un pequeño paso para un hombre, un gran paso para la Humanidad. Y algunos nos preguntamos ¿por qué se dejó de viajar a nuestro satélite?; mientras, otros proponen hacer las maletas rumbo al Planeta Rojo.
Los felices sesenta pasaron. El nuevo siglo poco tiene que ver con lo que imaginaron Arthur C. Clarke, Kubrick o Asimov. Nos prometieron un futuro brillante. Todavía queda tiempo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario