Según pudimos comprobar los asistentes a la jornada de ayer organizada por Unidad Editorial, la Ley de Servicios Profesionales, anunciada en la aprobada Ley Ómnibus, está al caer y viene, cual apisonadora, a por la colegiación obligatoria y las reservas de actividad, tal y como está haciendo el Gobierno con el tema de los visados. Desde el Gobierno se insiste en que hay que hacer esfuerzos ante la crisis y eliminar todas aquellas trabas administrativas y costes injustificados; desde las profesiones, se afirma que hay que preservar una serie de instrumentos por cuanto afecta a la seguridad de los consumidores y usuarios. ¿En qué quedamos? Ambas posiciones deberían ser buenamente aceptadas por ambas partes, sobre todo, por el beneficio de los ciudadanos y porque el equilibrio siempre fue la mejor posición aunque para conseguirlo siempre haya que dar alguna articulación a torcer. Aunque esperemos que con la futura Ley tan solo sea un brazo y no todas las articulaciones del cuerpo...
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