martes, 11 de mayo de 2010

Visiones, opiniones, perspectivas

Ocurre igual en cualquier lugar del mundo. Da igual norte, sur, este u oeste. Las mayores peleas, las discusiones más fuertes, las más sinceras y por ende las más duras, son las acontecidas en el seno de las propias familias. En la intimidad de cada hogar se desatan auténticas batallas: entre hermanos, padres e hijos, suegros y yernos/nueras. Entre personas, en definitiva, con un vínculo especial nacido ya sea por vivir bajo el mismo techo o por compartir un pasado común. Eso es exactamente lo que podríamos decir que ocurre a ambas riberas del Mediterráneo. Norte y Sur, padre e hijo, hermano mayor y hermano pequeño: la pelea, la rivalidad y el desencuentro está garantizado. Pero, igualmente asegurado, está el mutuo sentimiento de quien es capaz de comprender el especial e irremplazable vínculo que existe entre aquellos que comparten algo tan íntimo como unas raíces comunes. Una historia conjunta y un futuro por conformar.

El pasado jueves acudí a un seminario internacional de dos días en la Casa Árabe de Madrid denominado Europa y los países árabes: visiones, opiniones, perspectivas que, con el objetivo de fomentar el debate y el conocimiento de las relaciones entre Europa y el mundo árabe, consiguió que todos los allí presentes, de un modo u otro, reaccionáramos ante la importancia de establecer un diálogo intercultural basado en la necesidad de entender que vivimos en un mundo compartido. Un diálogo intercultural en el que todos juguemos el mismo papel, en el que deje de ser realidad lo que yo misma he comenzado diciendo en este post: Norte y Sur como padre e hijo o como hermano mayor y hermano pequeño. Resulta imprescindible, apremiante diría yo, no sólo promover un diálogo pragmático en el Mediterráneo sino hacerlo garantizando la posición de igualdad entre los participantes.

Y precisamente los profesionales tienen mucho que aportar en la construcción de este puente entre ambas orillas mediterráneas. Así lo afirmó en el seminario Bassma Kodmani, directora ejecutiva del Arab Reform Initiative de París, quien, tras considerar que el mundo árabe ansía la consecución de un modelo social basado en el equilibrio entre la protección estatal y el otorgamiento de libertades, destacó que Europa es capaz de ofrecer las herramientas necesarias para la consecución de dicho modelo social. El acceso a las instituciones educativas y profesionales da la llave de la puerta de Europa, manifestó Kodmani, reseñando que la dimensión institucional no es suficientemente tenida en cuenta en este contexto. Resulta imprescindible, por todo ello, permitir el acceso, a quién así lo desee, a estas instituciones profesionales y educativas con el fin de que, posteriormente, el conocimiento y las prácticas adquiridas puedan asentarse en la ribera sur del Mediterráneo, contribuyendo así a su desarrollo.

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