
Si tuviera que hablar de algún beneficio que han traído estos malos tiempos en la economía, lo haría sin duda sobre la proliferación de
convenios y
acuerdos que se han llevado a cabo entre instituciones. La
colaboración parece ser de nuevo la fórmula adecuada en momentos críticos. Porque al fin y al cabo, unidos es más fácil caminar hacia adelante. En nuestro entorno, estas prácticas cooperativas son llevadas a cabo tanto desde los
colegios profesionales provinciales como desde los
consejos generales.
Graduados sociales de Alicante con el centro de estudios
Adams, el
Consejo General de APIs con la
Universidad Nebrija y el
Consejo General de Farmacéuticos con la
Asociación para el Autocuidado de la Salud. En los tres casos, la formación de sus colegiados es el objetivo primordial.
Por este motivo incluso recibimos la bendición de las esferas políticas, como es el caso de Ana Pastor, quien señala que «la función colegial requiere también la búsqueda de la excelencia profesional, dedicación y sensibilidad para dar respuesta a los nuevos retos profesionales sin perder de vista lo que la sociedad demanda de todos nosotros. Conseguir el reconocimiento profesional y la legitimidad social a través de la excelencia en el trabajo diario es su verdadera razón de ser y por eso hemos de cuidarlos y apoyarlos». Esperemos que esta vez entre el
dicho y el
hecho no haya demasiado
trecho.
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