jueves, 23 de julio de 2009

La vida (sexista) secreta de las palabras

El mes pasado cumplía un año de vida el primer proyecto en Internet dedicado a analizar el sexismo en el lenguaje de los contenidos en la red. Bajo el indicativo nombre T-incluye, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y el Gobierno de Asturias ponían en marcha esta iniciativa con la finalidad de lograr una web inclusiva, en lo que a la utilización del lenguaje no sexista se refiere.

Parece ser que el órgano que también se ha puesto manos a la obra en este tema es el Consejo General del Poder Judicial, cuya Comisión de Igualdad recordaba esta misma semana a su personal, mediante una circular, que los escritos que generen tienen que tratar de evitar cualquier expresión que pueda socavar la igualdad entre sexos. Entre las fórmulas propuestas, la de diferenciar el uso del masculino y del femenino en la designación de profesiones y actividades.

Y es que aunque algunos defiendan que el masculinismo o el feminismo del lenguaje están en el subconsciente de quien habla, para todos aquellos que como Isabel Coixet, reclaman una vida secreta para las palabras, deben ser conscientes de la incorporación a esta de su condición sexual, quiero decir, sexista.

1 comentario:

Elisa McCausland dijo...

Se corre el riesgo de quedar como una auténtica impertinente en reuniones sociales, pero veo necesario que las instituciones y los medios de comunicación de masas se conciencien de que las palabras son importantes, y que el cómo decimos las cosas influye en la forma de ver la realidad...