Profesional vs. Profesión

Ya hace más de año y medio que la verborrea de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, abría todos los informativos. Por primera vez incluía la palabra ‘miembra’ en su discurso. Dicho vocablo fue suficiente para que cualquiera pudiera opinar sobre para unos, la salida de tono y para otros, la denominación correcta de quienes formando parte de la misma Comisión, pertenecen al género femenino. Y aunque el tiempo que ha pasado no haya servido ni tan siquiera para popularizar este término, sí es usual, en el ámbito de las profesiones, distinguir entre enfermeros y enfermeras, abogados y abogadas, arquitectos y arquitectas, ingenieros e ingenieras. Pero… ¿qué sucede cuando hablamos del colegio profesional como entidad?. Pues que nos encontramos con el Colegio Profesional de Abogados, de Arquitectos, de Ingenieros, etc. Con la salvedad del caso de las enfermeras, el mundo de los colegios profesionales, a imagen y semejanza de la Real Academia continúa la estela de algo que sí tiene nombre: uso sexista del lenguaje.

La historia de estas entidades nos recuerda que en sus inicios, las mujeres no ejercían estas profesiones. Aprovechando que la historia ha cambiado, quizá deberíamos dar un paso hacia el frente y añadir coloquialmente, tal y como en su día hiciera Aído, el femenino de estas profesiones cuando nos refiramos al nombre de nuestras instituciones. O mejor aún, sustituir el nombre del profesional por la profesión, como así han hecho algunos Consejos Nacionales, tales como el Consejo General de la Abogacía Española o el Consejo General del Notariado.