miércoles, 3 de febrero de 2010

"Twittead, twittead malditos"

Cuentan en The Economist que las redes sociales están cambiando la manera en la que la gente se comunica. Uno de los ejemplos que más les ha llamado la atención lo ha aportado la reciente Cumbre de Davos. Para este foro, y en pos del trabajo en grupo, han habilitado una red exclusiva para sus cerca de 5.000 miembros. Esta es la excepción; Facebook parece ser la regla, al menos por el momento. Relaciones más transparentes y nuevas herramientas enfocadas a la “Empresa 2.0” -ese nuevo espacio virtual sospechoso de producir alguna que otra nueva burbuja especulativa-. ¿La gallina de los huevos de oro u otra forma de entender las relaciones, más allá de los beneficios a corto plazo?

El foco del artículo es económico, como lo es también, en parte, el argumento de Andrés Pérez en su post Redes Sociales y disoluciones sobresaturadas. Un punto de vista crítico del que podemos extraer conclusiones constructivas como “para que empiecen a otorgar valor a lo que haces, hay que buscar un cierto grado de exclusividad y singularidad”. Nada de generar contenidos por generar, más bien enfocar mejor aquello que generas, cuidando con mimo tu red -que no tiene por qué ser multitudinaria-. Las dos visiones convergen a la hora de plantear la necesidad de una red sólida de relaciones, tanto dentro como fuera de Internet. He ahí el quid de la cuestión...

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