La Real Academia de la Lengua define ‘marca’, entre otras cosas, como «señal hecha en una persona, animal o cosa, para distinguirla de otra, o denotar calidad o pertenencia». El diccionario abreviado de términos de Branding, editado por Coleman CBX, redunda en esa misma idea y considera a la marca como «el conjunto de características físicas o intangibles, creencias, valores o asociaciones culturales y emocionales vinculadas con un producto, servicio y organización».
No es que quiera aburriros con definiciones pero creo que en ocasiones no nos damos cuenta de la importancia que tienen las cosas si no vamos a lo más profundo, a lo más básico. De esta forma, se entenderá mejor la afirmación que viene en el mencionado diccionario de Branding que dice así: «Se dice que una marca es el capital más grande que tiene un producto [servicio u organización]» y la verdad es que, como dijo Victor Mirabet durante su participación en el desayuno de trabajo ofrecido por Dircom ayer, la marca es lo único que pervive con el paso del tiempo. De ahí que tengamos que poner especial cuidado en su gestión. Según Mirabet, «la marca es una experiencia 360º» en tanto que lo impregna todo. En este sentido se habla, por ejemplo, del Employer Branding para referirse a la reputación e imagen de las organizaciones como empleadoras. Porque, según se planteaba en el último programa de Escuela de Gestión y Liderazgo de Canal Profesiones, no solo se trata de proyectar una buena imagen exterior sino de que sea una realidad también dentro de la propia organización. Como dicen en Deloitte, «cada empleado se convierte en portavoz de marca» y esto es algo que todas las organizaciones debieran considerar pero que muchas optan por olvidar.
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