jueves, 13 de enero de 2011

Cómo cambiar para entender el cambio

Los campeones del siglo XXI desayunan nuevos paradigmas. Es algo natural. Nada forzado. La conectividad a través de Internet es de lógica aplastante para algunos, mientras que para otros se ha terminado convirtiendo en una necesidad. ¿Lo importante aquí? Que la brecha generacional se está cerrando. Lo dice el estudio La Sociedad de la Información en España 2010, publicado recientemente por la Fundación Telefónica. Este informe también dice que se debe a una cuestión de poder adquisitivo: las nuevas tecnologías están de moda y todo el mundo quiere tener lo último de Apple, una nueva blackberry o arriesgarse con Android. El gadget como objeto de lujo. El uso de la Red a imagen y semejanza del resto de ámbitos de esta sociedad acelerada. ¿El principal beneficiado? El hiperconsumo. El periodista Juan Varela lo subraya en su blog Periodistas 21, la sociedad del ocio aplasta a la de la información y el conocimiento. Y los internautas de 45 a 64 años se multiplican. Quieren su trozo de la tarta.

¿Qué ocurre cuando un colectivo se sube al carro en marcha?
Josh Bernoff estuvo en Madrid dando una conferencia sobre qué es el mundo groundswell el mismo día que se debatió en Medialab-Prado sobre nuevos modelos de creación en los tiempos de la era digital. Ambos actos responden, desde mi punto de vista, a la necesidad de una pedagogía, no solo de las herramientas, sino de algo todavía más necesario: el cambio de paradigma. La idea de una sociedad empática, de una innovación abierta, es la filosofía detrás del cambio tecnológico y, como bien apuntó ayer Javier de la Cueva en el tercer encuentro #redada, nuestro deber en estas circunstancias es enseñar el potencial para el cambio del invento y proteger a los más desfavorecidos.

27 millones de internautas españoles habitaron el océano virtual en el 2010. ¿No va siendo hora de que aprendamos todos a nadar con cierto estilo?

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