De la proactividad empresarial y universitaria

La palabra proactivo me recuerda a los yogures. Debe ser por lo mucho que en la publicidad de este tipo de manjares aparecen términos similares. Esta mañana casi me caigo de la silla cuando leí la misma palabra adjetivando a los recién titulados. La razón del frustrado vaído final ha sido un informe en el que se consulta a las 100 multinacionales más importantes de España lo que esperan de los que con suerte durante los dos primeros años engrosarán las filas de sus becarios.

Entre algunas capacidades, sus preferidas son: la proactividad y la autoexigencia. La capacidad de trabajo y de sacrificio, así como la automotivación, son otras de las habilidades que las multinacionales desean que posean sus futuros empleados. Casi nada.

Siguiendo con el tema titulados-empresa, el presidente de la CRUE ante una pregunta sobre la aportación de la universidad a la salida de la crisis, en el diario Público, responde: «le he pedido al ministro de Trabajo que cuando se reúna con el sistema de grandes empresas para buscar soluciones a la empleabilidad se siente con nosotros también y piense que la universidad puede ser una gran empresa».

Y digo yo… ¿Para cuando un informe sobre lo que esperan los universitarios de las empresas para las que algún día, si la suerte les acompaña, trabajarán? ¿Y si en esa hipotética reunión entre Trabajo y Universidad se contara con la opinión del recién graduado? Lo sugiero, por eso de procurar la proactividad (y no me refiero a la de los yogures).