viernes, 18 de marzo de 2011

Reflexión ante lo sucedido en Japón

Desde hace siete días, todas las partes del mundo miran hacia Japón. Sus habitantes han sufrido en tan corto período un gran seísmo y un gran tsunami. Como si no fuera suficiente, la meteorología también les ha dado la espalda y las temperaturas no dejan de descender. Y en medio de esta acumulación de desastres naturales, uno mucho más artificial, creado por el hombre, aquel que siempre acaba siendo ‘un lobo para sí mismo’. Se trata de la posibilidad de estallido de reactores nucleares, fugas, etc. Algo que la comunidad internacional no ha pasado por alto. De nuevo, las nucleares en el ojo del huracán.

Sin embargo, pasan los días y mientras que en Japón, los nipones prefieren intercambiar pánico internacional por silencio disciplinado, en España la alarma saltaba en forma de Garoña y la reciente modificación de la prolongación de vida de las centrales nucleares, incluida en la recien estrenada Ley de Economía Sostenible. Zapatero ha hablado sobre el tema y ha asegurado que se solicitarán informes de seguridad a todas las centrales.

Mucho antes, lo hizo el Colegio Oficial de Geólogos –ICOG- . Este órgano colegial considera que en España el «único riesgo» para las nucleares son las inundaciones, no los terremotos. Este colectivo no ha dejado ni un momento en esta semana de estar disponible para cualquier medio que ha querido contar con su opinión ante este último aullido de la naturaleza. Es por esto, por lo que su presidente, Luis E. Suárez, pedía insistentemente que se cumpla la normativa sismorresistente de forma estricta en las zonas de riesgo sísmico, como medida eficaz para prevenir los daños causados por terremotos.

Nuevamente, las opiniones de expertos profesionales nos guían. Nuevamente, se ha contado con ellas. Eso sí, después del aullido del lobo.

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