Los acontecimientos de la conocida como ‘primavera árabe’ han puesto de manifiesto el papel de las redes sociales a la hora de modificar las reglas del juego y de otorgar mayor poder a la ciudadanía, más allá de su condición de consumidor, cliente, paciente. En este sentido, las redes sociales se han ido consolidando poco a poco como una de las principales herramientas de comunicación de las que disponen las empresas y organizaciones de todo tipo, e incluso la Administración, para establecer un diálogo fluido y transparente no solo con sus grupos de interés, sino con la ciudadanía en general.
Mas allá de las costosas memorias de sostenibilidad o de RSC, las redes sociales se configuran como el espacio perfecto donde compartir información, pedir opinión, solicitar participación, establecer alianzas, fomentar la colaboración, en definitiva, involucrar a todos aquellos que nos rodean en nuestra conversación institucional.
Aprovechémonos pues de lo que nos ofrecen las nuevas tecnologías que, para los que andamos con el cinturón bastante ajustado, nos proporcionan canales y herramientas para todo tipo de audiencias y objetivos de comunicación. Como dice L. Olivier Scalvinoni en su artículo ‘La Responsabilidad Social Corporativa en redes sociales ¿peligro u oportunidad?’, «a la hora de transmitir transparencia y confianza, estas herramientas provistas por la web 2.0 son seguramente las más adaptadas para transmitir este tipo de mensajes, principalmente por la democratización de las interacciones realizadas en estas comunidades virtuales».
Eso sí, antes de lanzarnos al mundo de los social media y enseñar nuestras casas, no olvidemos ordenarlas primero, pues las puertas y ventanas se abrirán de par en par.
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