jueves, 13 de noviembre de 2008

Cenizas del Cielo

La imposibilidad física de un sistema que arregle internamente el deterioro ocasionado por su propio funcionamiento, invalida también la posibilidad de extender a escala planetaria la idea de que la calidad del medio ambiente esté llamada a mejorar a partir de ciertos niveles de producción y de renta que permitan invertir más en mejoras ambientales. Estas mejoras pueden lograrse ciertamente a escala local o regional, pero el ejemplo que globalmente ofrece el mundo industrial no resulta hasta ahora muy recomendable, ya que se ha venido saldando con una creciente importación de materias primas y energía de otros territorios y con la exportación hacia éstos de residuos y procesos contaminantes.

La cursiva pertenece al artículo Sobre el origen, el uso y el contenido del término sostenible, del economista y ecologista José Manuel Naredo. Lo he traído a colación de un tema candente, la crisis económica y la escasez de recursos energéticos. De esto habla, solo que de manera local, Cenizas del cielo, una producción cinematográfica patria que cuenta la historia de un lugar donde la mayoría de sus habitantes viven junto a una central térmica. Allí llega, por casualidad, Pol Ferguson, un escocés que se dedica a escribir guías turísticas. La roulotte que conduce este personaje le deja encallado en el valle, ocupado por la espectacular central térmica, cuando pretendía recorrer la costa y visitar los diversos monumentos históricos. El intrépido escritor descubre a Federico, un lugareño de unos sesenta años, que lleva tiempo luchando contra la contaminación de la central.

Nuestro escocés errante participará en el desafío entre la térmica, el lugareño y el resto de los vecinos. Extrapolemos la situación y nos daremos de bruces con la Globalización y sus fantasmas.

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