Esta mañana asistía a la presentación del estudio que ha elaborado el Consejo General del Notariado, a través de la empresa Metroscopia, con el fin de conocer la opinión de la ciudadanía sobre la labor de los notarios. Una buena herramienta para escuchar a los que están al otro lado, a los usuarios de sus servicios, y ver de qué manera están satisfaciendo sus expectativas.
A través de encuestas a ciudadanos y profesionales de otros sectores, el Notariado ha obtenido, un año más, la valoración de lo que piensan sobre su profesión. Y parece que lo están haciendo bastante bien pues tanto la ciudadanía como los profesionales, en porcentajes del 88 % y el 84 % respectivamente, califican a la función notarial con un «muy importante» y «muy útil». Buena cifra tratándose de la época de repliegue social de cara a las instituciones en la que nos encontramos. Y es que, según pone de manifiesto el informe, en tiempos de crisis la sociedad valora, aún más, la seguridad jurídica que aportan los notarios. Y no me extraña porque con la cantidad de trapicheos que se dan hoy en día, el tener la firma del notario por lo menos garantiza, como dice el propio estudio, que lo firmado es algo seguro, hecho que habrían agradecido los miles de estadounidenses afectados por la crisis de las hipotecas subprime.
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