No se entiende el ejercicio de una profesión liberal sin la existencia de la confianza. Aquello que José María Gasalla califica asiduamente como ‘metavalor’, debido a estar compuesto por 7 Cs: conciencia, claridad, cumplimiento, compromiso, coherencia, consistencia y coraje. Al margen de lo conveniente que supone para cada uno de nosotros salir a la calle todos los días vestidos de confianza, resulta que para la relación profesional-usuario/paciente/cliente, esta condición es más que una simple elección. Si no existe, no hay relación. Así de claro. Así de crudo.De ahí que incluso haya llegado a ser motivo de estudio. El más reciente, conducido por la organización sin ánimo de lucro GfK Verein, donde enfermeras, farmacéuticos, profesores, médicos o psicólogos ocupan los primeros puestos, tras una encuesta llevada a cabo en 25 países diferentes. No mucho más abajo se encuentran los arquitectos y los ingenieros, que también forman parte de las treinta profesiones «con las cuales la gente, directa o indirectamente entabla relaciones en su vida diaria».
Puede que al otro lado del puente, a la otra punta de la confianza, viva el control junto con la obsesión por regular, un matrimonio bien avenido cuyos hijos no tienen por qué seguir sus pasos, y así, podrían confiar por sí solos en el equilibrio, otro ‘metavalor’ a tener en cuenta sobre todo si de lo que se trata es de construir un futuro distinto y distante de lo políticamente (in)correcto.
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