Las profesiones colegiadas son al estado de bienestar lo que la desregulación de los servicios profesionales a la entropía y el caos. Es curioso que se haya elegido este momento para volver al debate de la liberalización de los servicios profesionales… Curioso y contradictorio.
“Los sistemas de mercado no regulados acaban destruyéndose a sí mismos”. Lo decía Paul A. Samuelson en El País y me sirve como base para comprender la coyuntura económica actual. Son cientos las teorías que estos días podemos leer en los periódicos y blogs especializados, pero a veces simplificar ayuda y de qué forma. Creo que Samuelson simplifica y sintetiza un juicio categórico, aquel que evidencia que el hombre el lobo para el hombre y necesita de reglas.
Esas reglas son las que han facilitado durante mucho tiempo un acceso universal a los servicios profesionales, por ejemplo. Y esas reglas son las que han permitido legitimar sistemas de control que marcan la diferencia entre un buen y un mal profesional y crean canales de denuncia y compensación para el usuario afectado. A ello se refería también el sábado en El País el presidente de Unión Profesional, Carlos Carnicer.
Por cierto, que allá por el mes de mayo la revista Profesiones se preguntaba si tocaba regresar a Keynes. Desconozco la respuesta, pero la pregunta es más pertinente que nunca…
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