A mi generación, en el cole nos enseñaron que “el hombre provenía del mono”. A partir de esa sentencia, el profe de turno explicaba la teoría de la evolución cocinada por Darwin. Una vez expuesto, todo parecía encajar desde ese día y prácticamente por los siglos de los siglos. Hasta tal punto, que periódicamente no dejo de leer más y más descubrimientos que confirman nuestra similitud con la especie primate. El último, el que publica hoy Europa Press, donde se pone en evidencia a los chimpancés y a su particular manera de distinguir a sus enemigos dentro de sus relaciones sociales con el resto de animales. No sé por qué pero leer esta noticia me ha hecho unir mi pensamiento con la importancia que últimamente damos los humanos a las redes sociales, en este caso con el fin políticamente correcto, de aglutinar en torno a nosotros a amigos, compañeros de profesión y conocidos. A estas redes de contactos, profesionalmente apodadas como networking estoy segura que se dedicará algún espacio en los próximos meses en Escuela de Gestión y Liderazgo, en Canal Profesiones. Quizá allí podamos aclarar qué fue primero: el amigo, el enemigo o… el profesional.
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