Actualmente, el spot electoral se configura como un género híbrido que resulta del encuentro de distintas representaciones visuales televisivas: del documental a la parodia, de la estética del videoclip a la propaganda militante. La creación de un mensaje homogéneo y repetitivo que funcione como una marca en la mente del votante y el recurso a duras alusiones a los contrincantes producen un tipo de mensaje muy específico y caracterizado por su agresividad, impacto y teatralidad.
Me resulta un tanto inevitable no considerar las elecciones estadounidenses un cocktail explosivo de apasionante fiesta nacional, intereses enfocados e intensa campaña de comunicación. En estos tiempos de mass media globalizados y globalizadores nos damos de bruces con la política entertainment del otro lado del Atlántico, esa continua celebración pop de la democracia, guiada y aumentada por mensajes audiovisuales que ya forman parte de la historia. El candidato demócrata, Barack Obama, entrará seguramente en este panteón de lo audiovisual político después de sus treinta minutos de lo que expertos han llegado a calificar de "pura televisión". Y yo me pregunto, ¿para cuándo en España?
El Museo Reina Sofía, consciente de la importancia de estos productos culturales, ha traído desde Barcelona la exposición Spots electorales. El espectáculo de la democracia, una reflexión sobre la publicidad electoral en televisiones y páginas webs de más setenta países en el plazo comprendido entre 1989 y la actualidad.
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