Supongo que a veces pasa, sí. Puede ser estadística o conjunción astral e igual que te toca tener planetas retrógrados te toca coincidir, toparte, crecer con gente que merece la pena, así sin más. Y, claro, cómo dices eso sin emocionarte mientras te miran. No puedo. A qué negarlo. No valgo. Así que aprovecho que mis contraseñas todavía acceden a la arquitectura de la máquina para dejar un agradecimiento público a las personas, profesionales, compañeros,…, amigos -hemos consensuado al final :) - que me han acompañado y no saben de qué manera. Dicen que uno puede olvidar con quien ha reído pero no puede olvidar con quién ha llorado. Algo de eso hay, sí,…, aunque confieso que he reído mucho.
Termina mi etapa en Unión Profesional y me puedo permitir el lujo de hablar del alma de las personas y de las instituciones, porque a veces no se ve. En Unión Profesional, por ejemplo, hay un alma enorme, única, como la ventanilla dichosa (¡cómo no evocar! :)), hecha a base del esfuerzo de un equipo (Gonzalo Múzquiz, Carolina López, Elena Córdoba, Elisa G. McCausland, Esther Plaza, Luis Fernández y Raquel Cuesta) que sabe, en lo más difícil, seguir empujando en la misma dirección sin perder los nervios. ¡Y qué fácil es trabajar así!
Cuánto esfuerzo, ¿eh? Este pequeño homenaje es para mis ex compañeros y amigos del piso tercero de Lagasca, 50, porque ha sido un placer trabajar y aprender con vosotros. Por eso, por cada sonrisa regalada cuando más falta hacia, por cada mirada cómplice, por cada mano en el hombro, por cada comprensión, por cada ¿estás bien?, por cada “buen día”, por cada “¿te puedo molestar?”, por cada “¿te subo algo de comida?”, por cada “mira qué horas otra vez”,…, gracias.
2 comentarios:
Qué sorpresa, Carmen! Y qué de emociones, otra vez!... Un millón de gracias por lo que nos dejas, a nivel profesional y mil millones, por lo que nos dejas a nivel personal!
Mucha mucha suerte Carmen en tu nueva etapa... ¡gracias por ilustrarnos!. Óscar Cebolla. Trabajo Social
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